martes, 21 de agosto de 2012

Chiringuito vs. bocata

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Chiringuito vs. Bocata

 Llega el verano y las playas alicantinas se llenan de turistas que vienen de todas partes a disfrutar del magnífico clima español. Aunque cada vez son menos los beneficios económicos que el turismo estival aporta a la hostelería alicantina seguimos teniendo que hacer cola para degustar una paella valenciana en primera línea de playa.

Esto se debe en gran medida a que los turistas que vienen a disfrutar de su verano a España no tienen ganas de cocinar en sus vacaciones y, además les resulta mucho más barato comer que en sus países.
No obstante el turismo alicantino no es sólo extranjero, también hay mucho turismo nacional que no ve diferencias de precios en la comida y prefiere cocinar en casa. Este tipo de turistas siguen frecuentando los chiringuitos de playa, pero con menos frecuencia.
Y el tercer gran grupo que abarrota las playas es el autóctono, personas que viven en la playa o cerca y que antes podían permitirse el lujo de tomarse una cervecita en el chiringuito y ahora ya no.

Diferenciamos los tres colectivos turísticos que abarrotan, o no, los chiringuitos costeros:


EL TURISTA EXTRANJERO: Próxima estación con parada: España.

El turista extranjero es aquel que viene a las costas del levante desde cualquier país del mundo, aunque normalmente suelen ser europeos. En busca de climas paradisíacos, buena comida, fiesta y algo de historia y cultura, los turistas extranjeros encuentran en las costas españolas la mejor respuesta a sus espectativas veraniegas.
Bajo estos parámetros las playas españolas se llenan de turistas europeos cada verano que se distinguen por sus doradas cabelleras y rosadas pieles.
Este tipo de turista también busca lo mejor para su economía, es decir, no viene de sibarita pero en su país los precios son más caros así que este turista puede hacerle frente a casi cualquier precio español.
Gracias a los turistas extranjeros la hostelería alicantina sigue en pie. Los hoteles abren sus puertas casi en exclusiva para ellos. 

El turismo extranjero es la principal fuente de ingresos estival alicantina

El turista extranjero ve barata una paella a 30 euros a pie de playa así que es el prototipo de comensal en un chiringuito costero, además de un gran bebedor capaz de levantar la economía de cualquier pub de costa.
Este tipo de veraneantes no sólo favorecen a la hostelería sino a casi cualquier negocio de costa ya que suelen hacer acopio de múltiples provisiones (zapatos, ropa, coches alquilados…) que en sus países resultan más caros.

La opinión alemana 
En representación del turista extranjero tenemos a Pinkas Ruth que, bajo el lema “como en España no se come en ningún lugar” disfruta comiendo en las marisquerías de la costa de Calpe. En la entrevista que le hicimos a Pinkas nos contó que le parecía sorprendente ver como los restaurantes inventaban estrategias tan creativas para atraer a lo clientes cuando ofrecen comida tan buena a tan bajo precio.
Pinkas Ruth en Calpe

 Cuando lo encontramos sentado en una marisquería de Calpe, los camareros de diferentes chiringuitos y restaurantes estaban invitando a los paseantes a pequeñas degustaciones de lo que ofrecían. Caminar por estas calles es caótico si buscas hacer una buena elección del lugar donde comer.
Pinkas nos contó que si en su país hubiera tan buena comida a tan bajo precio no habría bares vacíos.
De este modo, el turista alemán corrobora la idea de que los precios de la hostelería alicantina son baratos.
También se fortifica la teoría de que la hostelería estival que sigue en pié se sostiene gracias al turismo extranjero.



EL TURISTA NACIONAL: Operación verano

El turista nacional es aquel español que en sus vacaciones estivales acude a las playas de su propio país en busca de los beneficios que el mar aporta. Este tipo de turistas suelen ocupar las costas españolas una quincena de días al año entre julio y agosto. Estos meses las grandes ciudades del centro de la península suelen quedar desiertas. Así la capital española suele parecerse al Sahara en verano mientras que la costa del Mediterráneo parece un hormiguero abarrotado de sombrillas, cubos y palas.
  La Autovía del Mediterráneo tiende a parecer un éxodo masivo de golondrinas con 4 ruedas en dirección a las cálidas costas levantinas el 1 de julio y agosto. La Dirección General de Tráfico refuerza sus campañas publicitarias todos los veranos y los controles de tráfico se multiplican todos los veranos en la M-30. Toda precaución es poca para evitar posibles accidentes de tráfico entre los ansiosos turistas.

¿Hotel o apartamento?

  Cuando extremeños, madrileños… y demás habitantes del centro de la península llegan al levante y buscan desesperados donde alojarse. Los hoteles hace tiempo que dejaron de ser un medio económico para pasar una quincena en familia y estos veraneantes buscan nuevas opciones.
  Lo más cómodo suele ser buscar un apartamento que alquilar. De este modo, un habitante de la costa nunca llega a conocer a sus vecinos ya que cada año son diferentes; las familias que alquilan sus casas de la costa ven en este fenómeno de masas una gran opción económica ya que cada alquiler de este estilo puede estar entre 400 y 600 euros.


Así estos turistas nacionales se instalan en casitas alquiladas durante una temporada, normalmente se tira la casa por la ventana; se compran trajes de baño, toallas, colchonetas, bronceadores, revistas del corazón… Cualquier provisión es poca para las vacaciones estivales. Además, ¿quién tiene ganas de cocinar en verano? Lo primero que se hace cuando se llega a la costa es buscar un buen chiringuito donde comer y cenar.   No obstante, la crisis nos ha cogido a todos y cuesta resistirse a venir a la playa, el magnetismo del Mediterráneo los atrae como avispas a la miel; eso si, evitando lujos. 
En vacaciones nadie suele cocinar un cocido madrileño, aunque se sea más chulo que un ocho; pero no cuesta nada hacer una ensaladita de pasta o unos fritos precocinados del Mercadona. ¡La pela es la pela!   

La opinión murciana
Isabel Castaño en Torrevieja
 Para comprobar esta realidad hablamos con una turista nacional. Su caso es un poco excepcional. Su familia y ella son naturales de Cieza, un pueblo murciano. Cada mes de agosto hacían las maletas y alquilaban algún pisito costero hasta que, hace 20 años, decidieron invertir en vivienda. La familia Castaño Angosto compró un piso en Torrevieja y todos los veranos abandonan el pueblo para desplazarse a la costa.
  Este éxodo rural nada tenía que ver con el vivido en España hace 40 años. Esta migración suponía una inversión económica para la familia bastante importante pero… “una vez al año no hace daño” y menos si es para disfrutar del verano levantino.
  Pero, Isabel, la hija mayor del matrimonio ciezano nos cuenta como las vacaciones han ido siendo cada vez más austeras desde que empezó la crisis. Isabel tiene 24 años, todo el año lo pasa estudiando oposiciones, quiere ser juez. Ella no recuerda un verano sin Torrevieja y por eso es un buen caso para explicar estos cambios en la conducta culinaria de los turistas nacionales.

Hemos estado hablando con ella y nos cuenta…
P-¿Cuánto tiempo llevas veraneando en Torrevieja?
R-Toda mi vida recuerdo que mis padres cogían las vacaciones en agosto y todos nos veníamos aquí, a la costa.
P-¿Qué es lo que tu familia y tú buscáis de las playas alicantinas?
R-Buscamos la tranquilidad de la costa, supongo que cuando no vives cerca del mar meter los pies en la playa es una sensación extraordinaria. Mis padres trabajan muy duro todo en año y el mes de agosto es para relajarse.
P-¿Quién cocina normalmente en Cieza? ¿Y en Torrevieja?
R-Normalmente en Cieza cocina mi padre porque mi madre sale muy tarde de trabajar pero cuando estamos aquí lo hace mi madre o mi hermana, ella quiere ser cocinera cuando sea mayor.
P-¿Con que frecuencia soléis bajar al chiringuito a comer o cenar?
Isabel Castaño Angosto y su hermana en un chiringuito de Torrevieja.

R-(Se ríe) ¿Nunca? (Vuelve a reír). No bajamos casi nunca a no ser que venga visita del pueblo, aquí tenemos una cocina muy bien equipada. Mi padre y mi madre si suelen bajar tomarse alguna cerveza antes de comer pero luego suben a casa, desde hace algunos años ya no solemos comer fuera de casa. No cuesta nada subir a comer al piso, esta muy cerca. Pero cuando mi novio viene  a verme si que bajamos el y yo, eso sí, paga él (vuelve a reír)
P-¿Antes bajabais con más frecuencia?
R-¡Por supuesto! Yo hacía el agosto gallego. Debajo de mi casa había un restaurante gallego, los dueños eran amigos de mis padres y comíamos y cenábamos todos los días ahí. La única comida que hacíamos en casa era el desayuno en el balcón. Mi madre decía que en vacaciones no se trabajaba.
P-¿Qué es lo que más echas de menos de comer fuera?
R-Todo, la comida de los restaurantes sabe mejor. Además luego no hay que fregar platos.


 AUTOCTONO ALICANTINO: Vamos a la playa, calienta el sol
   
Otro gran sector encargado de atestar las playas alicantinas es el “autóctono”. Este tipo de veraneantes es el que antes pisa las playas. No necesitan muchas horas de carretera para venir a las costas de alicante.
Para este colectivo el chiringuito de playa siempre ha sido considerado una estafa que atraía a turistas. 
Una persona que lleva toda la vida viviendo en la costa alicantina es incapaz de someterse a los precios para extranjeros de los chiringuitos.
No obstante hay dos tipos de autóctonos; el natural de la ciudad costera y el que vive muy cerca.

Turista autóctono costero
  El natural lleva todo el año viendo las olas del mar y esta más que acostumbrado a comer en casa con su familia. Este tipo de autóctonos suele salir a comer fuera de casa cuando le apetece y no cuando marca el calendario estival, además sabe de sobra donde se come bien sin que te estafen. El gasto que esta persona puede hacer en un chiringuito es un esporádico, café o helado, y siempre vuelve a su tumbona renegando del precio. Esta persona es la que, en tiempos de crisis, alquila su casa a alguna familia extranjera durante sus vacaciones. Procura siempre buscar otros destinos vacacionales.

Isabel  Lucena Rojas vive en Arenales del Sol, una pedanía ilicitana, y nos cuenta cómo es el día a día en una ciudad costera y qué piensa a cerca del chiringuito.

Isabel Lucena Rojas paseando en Arenales del Sol 
P-¿Cómo se vive la llegada de turistas estivales a tu ciudad?
R- La verdad es que estoy tan acostumbrada que no lo veo como un fenómeno a destacar sino como lo normal. Durante todo el año Arenales es una zona desierta en la que cuesta encontrar un lugar donde comprar tabaco más tarde de las 23:00 horas. Conforme va entrando el buen tiempo empieza a llegar más gente, al principio poco a poco hasta que… De pronto es agosto y no puedes colocar tu toalla en la arena.
P-¿Te gusta que vengan tantos turistas?
R-Mmm… Por una parte me encanta el ajetreo de gente y escuchar tantos idiomas mezclados pero, por otra parte me fastidia bastante cuando salgo a correr por la playa por la mañana y tropiezo con cualquier lata de Coca Cola o desechos que los turistas se dejan. Pero en general me gusta porque el pueblo cobra vida.
P-¿Sueles comer fuera de casa?
R-Pues no la verdad, sólo como fuera cuando voy a Elche a ver a mis amigas. No me gusta mucho la comida de los bares, como la que hace mi madre no hay ninguna así que pocas veces como en algún bar de Arenales.
P-¿Qué opinas acerca de los chiringuitos de Arenales?
R-Opino que son excesivamente caros y que la relación calidad-precio no existe. Pocas veces he comido en algún puesto de estos y cuando lo he hecho y han traído la cuenta he pensado en salir corriendo.
P-¿Suele haber mucha gente en los chiringuitos?
R- En relación con la basura que venden sí. Para mi gusto no debería haber nadie en esos sitios comiendo porque es muy caro y la comida no está buena pero en fin, cada uno con su dinero que haga lo que quiera. Antes había más gente en los chiringuitos haciendo cola para comer, ahora parece ser que se estila más el aperitivo antes de comer pero aun así veo bastante gente comiendo cuando vengo de trabajar.

Turista autóctono de INTERIOR:
Pero hay otro tipo de veraneante autóctono que es el que vive cerca de la playa (pongamos 20 kilómetros como máximo) y acude a la costa alicantina con relativa frecuencia durante el año. Estas personas pueden consumir algo más en el chiringuito pero raras veces degusta una paella chiringuitera. A estas personas les resulta muy fácil llegar a la playa pero no les resulta cómodo ir a sus casas a comer. Es decir, este sector no hace noche en la costa pero tampoco puede subir a comer a casa y son los portavoces número uno del bocata y la fiambrera.
Un buen ejemplo para definir a este colectivo es Elche-Santa Pola. Los ilicitanos jamás alquilan un piso en Santa Pola, pero van a pasar allí el día un par de veces por semana.
A pesar de no vivir en contacto directo con el chiringuito saben que es un lujo que cuesta costearse así que traen comida de casa cuando van a la playa y la degustan bajo la sombrilla.

Nos encontramos con Saray Rosillo Castellano en Urbanova comiendo un sándwich  así que le preguntamos de donde viene y qué suele comer:

P-¿De que parte de Alicante vienes?
Saray Rosillo comiendo en Urbanova.
R- Vengo de Elche, a penas tardo 20 minutos en llegar.
P-¿Cada cuanto sueles venir?
R-Vengo más o menos 3 o 4 veces a la semana porque estoy de vacaciones y en Elche me aburro mucho.
P-Entonces, ¿comes sándwiches 3 o 4 veces a la semana?
R-¡No! Normalmente me suelo traer una fiambrera con ensalada de pasta, macedonia, gazpacho… Pocas veces me suelo traer bocatas o sándwiches la verdad.
P-Vemos que llevas una botella de agua congelada, ¿por qué?
R-(Se ríe) Es que cuando llevas un rato al sol el agua se pone muy caliente así que yo me la traigo congelada de casa y siempre tengo agua fresca.
P-Bueno, si se te calienta el agua puedes ir a comprar al bar, ¿no?
R-¡Jamás! Bastante es que ahora tengo que pagar el autobús que me trae a la playa y que antes era gratis. Yo no trabajo y los 2 euros que te puede costar una botella de agua en el bar me sirven para volver a Elche.

Los hoteles notan el descenso de turistas:
 Según las fuentes del gabinete de estudios de la cámara oficial de comercio, industria y navegación de Alicante, desde que comenzara en 2007 la crisis económica la ocupación estival (datos de julio y agosto) de hoteles alicantinos ha sufrido una grave recesión. 
Los datos indican que en 2007 1.376.811 de españoles ocuparon hoteles alicantinos, mientras que en 2010 tan solo 1.232.688; es decir, 144.123 turistas menos españoles en 3 años. En cambio, en 2007 los hoteles de Alicante contaron con una ocupación de 2436012 turistas extranjeros mientras que en 2010 la cifra descendió hasta 2217700; es decir 218.312 turistas extranjeros menos.


Aunque son más los turistas extranjeros que contribuyen a la desertificación de los hoteles de la provincia, el descenso afecta más a los turistas españoles que se reducen a cifras que hacen peligrar la hostelería alicantina.












No lo tiro

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Si te sobra comida en el restaurante, no la tires.

La marca de cerveza San Miguel  propone una iniciativa para disminuir el despilfarro de comida en los restaurantes.

La conocida marca de cerveza pone en marcha una nueva iniciativa a través de su campaña Ciudadano 0,0: las cajas Nolotiro. Desde Ciudadano 0,0 promueven actitudes saludables para con el medio ambiente y la sostenibilidad. Defienden que son los pequeños cambios particulares en cada persona los que pueden provocar cambios mayores a un nivel más general. Acciones tan sencillas de realizar como comer sano, ir en bicicleta, reciclar, reducir la cantidad de basura que acumulamos día a día, pueden suponer cambios muy grandes. Pero lo que es más importante, estos cambios en los hábitos de la población, el simple hecho de querer adoptarlos en pos de un mundo más sostenible, implica un cambio en la mentalidad de la gente esencial para llegar a un entendimiento entre todos y obligar a nuestros gobernantes a que también lleven a cabo políticas sostenibles, respetuosas con el medio ambiente y saludables para la ciudadanía. Sin obviar que Ciudadano 0,0 se trata de una campaña de publicidad de una gran empresa que, a fin de cuentas, busca el lucro y el beneficio, es de agradecer que se haya enfocado a aspectos

En países como Estados Unidos, Gran Bretaña o China, llevarse la comida que a cada uno le sobra en el restaurante es una práctica común.

Una práctica habitual en otros países, llevarse la comida que te sobra en el restaurante, parece que en España no está del todo bien vista. En la mayoría de los casos nuestro temor al “qué dirán”, costumbre castiza donde las haya, nos impide llevar a cabo algo tan lógico como llevarnos a casa lo que hemos pagado. Ignorando el hecho de que al hacerlo, no solo estamos amortizando nuestra compra, sino que estamos evitando que parte de nuestro pedido se vaya directamente a la basura. Así es como cada año se desperdician 63.000 toneladas de comida en buen estado y apta para el consumo, que van directamente del plato al contenedor.
Ahora, la citada marca de cervezas lanza las cajas nolotiro, disponibles en restaurantes de Madrid y Barcelona. Estas cajas están especialmente diseñadas para que los clientes de los restaurantes que las dispensen puedan llevarse a casa la comida que les sobre. El principal problema es que para quien no viva en Madrid o en Barcelona esta iniciativa se queda sólo en eso, puesto que las cajas sólo se reparten en algunos restaurantes de estas ciudades. Para promover las cajas Nolotiro y darlas a conocer, se ha desarrollado una campaña publicitaria, directamente relacionada con el movimiento Ciudadano 0,0 y la marca de cerveza San Miguel, en la que participan los jugadores de baloncesto Pau y Marc Gasol. A continuación se muestra el spot donde se ve a los jugadores y pidiendo las cajas Nolotiro.



La idea de las cajas no es nueva. En países anglosajones como Gran Bretaña o Estados Unidos existen las Doggy Bags y en China es común que en los restaurantes ofrezcan el ‘dabao’, la comida que sobra empaquetada, antes de servir el postre. En lugares como Estados Unidos entienden que lo que has pagado te pertenece y llevártelo a casa es lo más normal, por ello pedir que te empaqueten la comida que te dejas en el plato no sugiere que quien lo hace pertenezca a una clase social concreta, ni suscita los comentarios de nadie, como podría pasar en España o en algunos países de América latina. En Gran Bretaña, en 2010, se creó la campaña ‘too good to waste’, ‘demasiado bueno para tirarlo’, llevada a cabo por ‘The Sustainable Restaurant Association’, una asociación de restaurantes que realizan iniciativas que promueven la sostenibilidad y pretenden evitar el despilfarro de recursos. Por otra parte, en EEUU no han tardado en ver el negocio tras las cajas para comida, debido a que allí es ilegal transportar por la calle botellas de alcohol abiertas, una empresa ya ha puesto a disposición del consumidor unas bolsas especiales para que los clientes de los restaurantes puedan llevarse la bebida que les sobra. 

Y tú, ¿lo tiras?

Comercio ecológico

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Comercio ecológico en Alicante

La Tomaca Groga y Super Sano ofrecen una gran variedad de productos orgánicos certificados. El nuevo modelo de negocio ecológico cada vez suma más adeptos.

A día de hoy, a nadie le sorprende encontrarse en su barrio con un herbolario o una parafarmacia donde hacer acopio de una gran variedad de productos y fármacos naturales. Con el auge de los productos ecológicos y la concienciación ciudadana con la protección y el respeto por el medio ambiente y el cuidado de la salud, cada vez son más las personas preocupadas por su alimentación y, más concretamente, por saber de dónde proceden los productos que consumen.  Con el fin de proveer a este tipo de consumidor aparece un nuevo concepto de tienda que suministra todo tipo de productos cuyo factor común es su procedencia ecológica.  Aunque estos establecimientos no deben confundirse con los herbolarios, puede decirse que son la alternativa natural a los supermercados convencionales, como los herbolarios lo son a las farmacias.

En la provincia de alicante crece la demanda de productos ecológicos. Super Sano y la Tomaca Groga son dos referentes.

En Alicante encontramos dos tiendas de este tipo que han visto crecer su clientela progresivamente en los últimos años. Cada una con una visión de negocio diferente, van orientadas a un público común: personas preocupadas por su alimentación y por los medios de producción empleados en la fabricación u obtención de los productos que consumen. Clientes que ven en tiendas como La Tomaca Groga o Super Sano una alternativa accesible, asequible y ecológica de obtener los productos que necesitan protegiendo su salud y el medio ambiente.

Super Sano es un supermercado al uso, dispone de todas las secciones propias de un supermercado convencional, incluidas las dedicadas a la limpieza del hogar y la higiene personal, cosmética e incluso papelería o pintura. Con la excepción de que todos sus productos son orgánicos. Además dispone de una sección especial para celíacos que cuenta con una gran variedad de alimentos sin gluten y alimentos específicos para personas con otras intolerancias. Situado en la calle Ángel Lozano, en pleno centro de Alicante, cuenta también con una cabina de estética que ofrece tratamientos de belleza realizados con sus propios productos. En Murcia, en la avenida Alfonso X el Sabio, hay otro supermercado Super Sano. De momento habrá que esperar para encontrarlo en otras ciudades españolas.


La TomacaGroga, situada en la calle Pintor Murillo, junto a la plaza de toros,  responde más al modelo de tienda de barrio. Se trata de un establecimiento más pequeño que el anterior pero cuenta con una amplia gama de productos. Sección de frutas y verduras, una pequeña carnicería, zona de productos dietéticos. Aunque también dispone de un pequeño apartado dedicado a productos cosméticos, como cremas y aceites, y algunos artículos de limpieza, la dependienta nos comenta que varían dependiendo de la temporada y de la venta. Todo ello acompañado de una excelente atención al cliente y un trato muy cercano. El personal conoce cada producto y aporta datos sobre su procedencia o su forma de elaboración.

Muchos de sus productos proceden de la agricultura ecológica y de lugares cercanos a Alicante, lo que ayuda a proteger el medio ambiente tanto por los métodos de cultivo empleados como por los costes de transporte y distribución. Y fomenta la producción ecológica en la provincia. En el caso de La Tomaca Groga, algunos de sus productos provienen de sus propios cultivos y la mayoría provienen de proovedores de la provincia y alrededores. 

Le preguntamos a la dependienta, que también es la dueña del establecimiento, y nos comenta que procuran obtener sus productos de los proveedores de la provincia pero que no siempre es posible. La mayoría de sus productos los traen de Alicante y Murcia y nos enseña un tablón de corcho situado en la puerta del comercio donde se pueden ver todos los certificados de sus productos. Certificados de productos ecológicos y orgánicos emitidos por las correspondientes autoridades sanitarias y ambientales.
En estas tiendas no hay nada que contenga herbicidas, pesticidas, ni fertilizantes químicos en el caso de las frutas y verduras, sus cosméticos no están probados en animales, sus productos de limpieza no contienen sustancias contaminantes, la carne, los lácteos y los huevos no contienen antibióticos, hormonas ni residuos industriales. Todo esto justifica que, a la hora de pagar, la cuenta salga más cara que en cualquier supermercado normal, pero no por ello la gente deja de recurrir, cada vez más, a este tipo de tiendas. 

PEGGY SUE'S

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PEGGY SUE’S, la hamburguesería del barrio tiene nombre propio

Desde que se abriera la primera hamburguesería Peggy Sue´s en la calle Amaniel de Madrid en 2007, el negocio no ha parado de crecer.

Su fundador y propietario, José Muñiz, quería acabar con el binomio “comida americana/mala calidad” y poner en marcha un “american dinner”. La idea tuvo gran aceptación y este empresario ha visto en el franquiciado una forma rápida y segura de extenderse por el país. Si la cosa sigue como hasta ahora, el año 2012 acabará con 50 restaurantes Peggy Sue’s repartidos por nuestra geografía. Sin embargo, su propietario no quiere saturar el mercado y ver como su idea pierde fuerza a causa de la avaricia. Por eso, con más de 30 locales repartidos por España, planea ahora el salto al país vecino, Francia.



 La ambientación de los locales es un factor clave a la hora de atraer al público

Quizá uno de los principales factores que han ayudado al veloz crecimiento de este negocio es la ambientación de sus locales. Decoración inspirada en los años 50 americanos, la indumentaria de sus empleados, el cuidado por el detalle, la originalidad a la hora de denominar sus productos… todo ello convierte a estos restaurantes en lugares con encanto. Cada comensal dispone de un jukebox o gramola donde puede seleccionar las canciones que sonarán durante su cena.


Con nombres como Aretha Franklin o James Brown sus platos conforman un menú muy “made in USA”


Además, sus platos, típicamente americanos, no tienen desperdicio. Con nombres como Aretha Franklin o James Brown, su carta evoca a los productivos y movidos años 50 y no esconde el pasado profesional de su fundador, un productor musical venido a hostelero. Postres como los batidos caseros, el pastel de zanahoria y la tarta de queso con arándanos acaban de matizar ese toque “made in USA”. Resulta interesante que, aunque se trate de un restaurante de comida rápida, la calidad se aprecia a cada bocado. Los fingers de pollo son caseros, la carne de las hamburguesas muy buena y para el chocolate de los postres no utilizan cualquier sirope sino “chocolate nestlè derretido al baño maría” como rezan los manteles de papel de cada mesa.
Ahora, como novedad, sus restaurantes empiezan a ofrecer servicio a domicilio, con el triunfo o fracaso de este servicio se verá si el público demanda sus productos tanto por su calidad como por su presentación o el triunfo de Peggy Sue´s se debe a criterios meramente estéticos. 
 

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